1º Domingo de Cuaresma

El primer domingo de cuaresma la Palabra de Dios pone frente a nosotros las tentaciones de Jesús en el desierto.

       Es el Espíritu, el que había descendido sobre él en el bautismo, el que empuja a Jesús al desierto; en la tradición bíblica el desierto es lugar de prueba, pero también ámbito privilegiado para el encuentro con Dios.

       Al relatar  este episodio  el  evangelista  está pensando en los cuarenta años que Israel pasó en el desierto y en las tentaciones que no fueron capaces de superar. Frente a ello, Jesús, sostenido por Dios, abre camino al nuevo pueblo saliendo victorioso de las pruebas que le pone el Adversario.

       Esta tentación de Jesús, al principio de su ministerio, recuerda las veces que fue tentado a lo largo de su vida pública,  las veces que fue invitado a alejarse de la voluntad del Padre.

       Superadas las tentaciones, Jesús proclama que se ha cumplido el plazo, que ha llegado el tiempo definitivo, que está irrumpiendo el Reino de Dios y que, para acogerlo, es preciso conversión y fe.