11
MAR
2023

3º Domingo de Cuaresma



En el diálogo con la samaritana, Jesús afirma que el agua de “ese pozo”, el de una religión hecha de normas, lugares privilegiados y ritos excluyentes, ya no tiene capacidad para calmar la sed de Dios que anida en el corazón humano.

Como contrapartida, Jesús ofrece el “agua viva”, el Espíritu, que apaga la sed para siempre al convertirse en surtidor interior del que mana la “vida eterna”, y que hace posible un culto verdadero. 

       La samaritana, que desconocía el “don de Dios”, va descubriendo progresivamente quién es Jesús: lo ve primero como un “judío”; después lo considera “un profeta”; y finamente lo acepta como “el Mesías”.

       Tras ese itinerario de fe se convierte en apóstol de su propio pueblo, pues su testimonio lleva a los samaritanos a conocer a Jesús, a creer en él y a confesarle como el “Salvador del mundo”.


Aviso Legal - RGPD

Página web desarrollada con el sistema de Ecclesiared