Con este pasaje evangélico se inicia la segunda etapa de la actuación de Jesús; en él se plantean de nuevo las dos cuestiones básicas que subyacen en todo el evangelio de Marcos: quién es Jesús y en qué consiste ser su discípulo.
A la primera pregunta, después de constatar la opinión de la gente, responde Pedro en nombre de todos y lo hace bien: “Tú eres el Mesías”. Pero no había entendido del todo, esperaban que Jesús fuera el Rey de forma política, económica y militar. Por eso no puede aceptar el anuncio que hace Jesús de su destino de pasión, ejecución y resurrección. Y, por ello, Jesús le dice: “Ponte detrás de mí, Satanás”; al increpar a Jesús para que abandone el camino de la cruz, Pedro ha olvidado el puesto de discípulo (detrás de Jesús) y se ha convertido en tentador (Satanás).
Pero las palabras de Jesús a Pedro no se quedan en el reproche; Jesús les hace una nueva llamada al seguimiento: “El que quiera venirse conmigo...”. Hasta ahora Jesús había pedido a sus seguidores que lo acompañaran compartiendo su estilo de vida ay misión; ahora les pide dar un paso más, identificarse con él hasta compartir su destino. El objetivo ya no es un proyecto, sino el mismo Jesús. Hacerse esclavo de los demás, “perder la vida” cargar con la cruz, no se experimenta como una renuncia, sino como un paso para quedarse sólo con Jesús, abandonado, como él a la voluntad del Padre.
Hoy los cristianos de la Diócesis de Cuenca celebramos a nuestra patrona la Virgen de las Angustias. Pidámosle que nos ayude a ser como ella verdaderos discípulos de Cristo.