El grupo de los Doce se resquebraja. A todos les mueve la misma ambición: desean figurar, ser reconocidos, alabados… Lo vemos en la petición de los Zebedeos y en la indignación de los demás contra ellos.
Jesús, en el anuncio de la Pasión que precede a este pasaje, se presenta como alguien que ha renunciado al poder para realizar su misión de Mesías por el camino del servicio al estilo del “Siervo” que el profeta Isaías nos presenta en la primera lectura de hoy.
Sin embargo los discípulos siguen sin entender: relacionan el mesianismo de Jesús con méritos, recompensas, y dominio de los más fuertes.
Jesús, por ello, aprovecha la ocasión para instruirlos: a Santiago y a Juan, con la imagen del cáliz, les recuerda su destino de sufrimiento, de sangre y de muerte; y, frente a la actitud de los “jefes de los pueblos”, enseña a los Doce que el camino del discípulo tiene que seguir al del Maestro en el servicio desinteresado hasta las últimas consecuencias.
Termina el pasaje explicando la finalidad de ese servicio que llevará a Jesús hasta la cruz. Será una muerte redentora, “en rescate por todos”, y cumplirá así la profecía del Siervo del que habla Isaías.
Este domingo, 20 de octubre, la Iglesia celebra el DOMUND, la Jornada Mundial de las Misiones, organizada por Obras Misionales Pontificias (OMP). Es el día en el que, de un modo especial, la Iglesia universal reza por los misioneros y colabora con las misiones. Se celebra en todo el mundo el penúltimo domingo de octubre, el “mes de las misiones”.
Este año el lema elegido para la celebración de esta Jornada es “Id e invitad a todos al banquete”. Está inspirado en la parábola del banquete de bodas del Evangelio. La misión es un “ir” incansable para invitar al mundo entero al banquete de la fraternidad, de la Eucaristía, de la reunión final con el Señor; una invitación hecha con el estilo de Cristo -con ternura, caridad y cercanía-. «Porque la salvación que Jesús ha venido a traernos es para “todos, todos, todos” y, en especial, para los últimos, los lejanos, los excluidos», como afirma el Papa en su mensaje para esta Jornada misionera.