27
NOV
2025

1º Domingo de Adviento



    Leemos, al empezar el Adviento, una parte del discurso "apocalíptico" del Evangelio de Mateo en el que, con lenguaje propio de este género literario, se habla de los últimos tiempos.

           Los discípulos se acercan a Jesús, que está sentado en posición de enseñar, y le preguntan cuándo y cómo sucederá el fin de los tiempos. Estas preguntas muestran la preocupación de la segunda generación cristiana, a la que pertenece la comunidad de Mateo. En ella se empiezan  a comprobar signos de abandono, rutina y dejadez ante el retraso de la esperada llegada de Jesús en gloria. Además, en Judea han ocurrido sucesos que muchos identificaban con el fin de los tiempos, como son la guerra contra Roma y la destrucción del templo de Jerusalén. Frente a esas inquietudes, Jesús responde que lo más importante no es tanto el momento y el modo,  sino cómo deben esperar ese momento. Para ello echa mano de dos parábolas: una que compara la situación actual con la de antes del diluvio; y otra que compara la actitud de espera y vigilancia con la de una casa ante la llegada de un ladrón.

           Con estas dos comparaciones se subraya que no se sabe cuándo vendrá Jesús, el Hijo del hombre. Por ello los discípulos tienen que estar atentos  y  preparados siempre,  precisamente  porque  no saben cuándo sucederán estas cosas. Eso es lo más importante. Y el mensaje llega hasta nosotros, al empezar el Adviento, como una advertencia que sigue siendo actual: ¡Velad! ¡Estad preparados.

    ¿Cómo se vive el Adviento?

    El Adviento es una pequeña Cuaresma: comienza recordando que Cristo vendrá como Juez al final de los tiempos; es un tiempo para pensar en la santidad con la que debemos prepararnos para recibir al Señor. Por eso, aunque no es estrictamente un tiempo de penitencia, los fieles deben volver a poner la mirada en Jesús mediante la oración, la limosna y el sacrificio.

    En la última parte del Adviento, esperamos con alegría su Primera Venida, en Belén. Una buena forma de hacerlo es meditar las antífonas de Adviento que se usan en la Misa, porque cada una evoca un título mesiánico de Cristo del Antiguo Testamento.

    ¿Cuáles son los símbolos de Adviento?

    El Adviento tiene muchos símbolos: el calendario, la corona con velas, el árbol de Jesé, el pesebre (sin el Niño Jesús hasta la Navidad). Cada uno de estos símbolos puede convertirse en una tradición familiar y un excelente medio para enseñar a los hijos a preparar el corazón para el Nacimiento de Jesús.

    ¿Por qué se usa el color morado en el Adviento?

    El año litúrgico utiliza diferentes colores para los distintos tiempos litúrgicos. La instrucción Redemptionis Sacramentum (121) expresa: «La diversidad de los colores en las vestiduras sagradas tiene como fin expresar con más eficacia, aun exteriormente, tanto las características de los misterios de la fe que se celebran como el sentido progresivo de la vida cristiana a lo largo del año litúrgico».

    El violeta o morado, símbolo de sufrimiento y penitencia, es, por tanto, el color litúrgico tanto de Adviento como de Cuaresma.

    ¿Qué representan las cuatro velas de Adviento?

    Las velas señalan las cuatro semanas de Adviento. El primer domingo de Adviento se enciende una vela violeta; el segundo domingo se enciende una segunda vela violeta. El tercer domingo, se enciende una vela rosa, y el cuarto domingo, la última vela, violeta. Estos colores coinciden con los colores de las vestimentas de cada una de esas semanas: violeta, penitencia; rosa, alegría.

    La Corona de Adviento nos recuerda el tiempo antes de Jesús, cuando el mundo vivía una oscuridad espiritual. Durante Adviento, recordamos los días del Antiguo Testamento, mientras anticipamos con ansias el Nacimiento de Jesús en Navidad.


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