26
ABR
2025

2º Domingo de Pascua. Divina Misericordia



        En el pasaje evangélico de hoy podemos distinguir dos escenas. La primera sucede el mismo día de Pascua y narra la aparición de Jesús resucitado a un grupo de discípulos. De este modo, el Señor cumple su promesa de volver junto a ellos y enviarles su Espíritu. La segunda escena tiene lugar al domingo siguiente y narra la aparición a Tomás, que no estaba presente en la escena anterior y, no haciendo  caso  del   testimonio  de  sus  compañeros,  exige pruebas palpables de que el Señor está vivo. De este modo el evangelista indica la importancia  de la comunidad  como  lugar  para  vivir e interpretar la experiencia  pascual.  Ésta  se produce  cuando  el  apóstol  vuelve  a reintegrarse en la comunidad y prorrumpe en una auténtica confesión de fe: "Señor mío y Dios mío".

       Los últimos  versículos  del  relato constituyen el probable final original del cuarto evangelio, en los que el autor nos explica por qué lo ha escrito: "para que creáis". Su intención no ha sido elaborar una biografía detallada sobre Jesús, sino fortalecer la fe de sus lectores mostrando el sentido profundo de los "signos" por él realizados. Ojalá nosotros, al leer estas cosas,  nos sintamos confirmados en lo que creemos y podamos experimentar  en  nuestras  vidas  la  presencia  viva  y  dinámica  del Resucitado.


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