13
DIC
2025

3º Domingo de Adviento



    Juan había sido presentado como el precursor del Mesías, el que prepara el camino a Jesús con un mensaje penitencial y un bautismo de conversión, el que anuncia los últimos tiempos en los que Dios juzgará a su pueblo.

           En este pasaje evangélico es presentado en la cárcel. Ha oído hablar de la predicación y de los milagros que Jesús realiza, pero hay algo que no le cuadra. Por eso envía a sus discípulos a preguntarle si es él el que tenía que venir o tienen que seguir esperando al Mesías.

           La respuesta de Jesús es indirecta. Alude a varios textos de Isaías en los que se anuncia que en los tiempos del Mesías desaparecerán las enfermedades y la muerte y los pobres recibirán la buena noticia de su salvación. Es lo que hace Jesús: curar enfermos, resucitar muertos  y anunciar la llegada del Reino de Dios como buena noticia para los pobres.

           Con la expresión "Dichoso el que no se escandaliza de mí" Jesús avisa que el anuncio del Reino que él hace contradice las expectativas de muchos y será motivo de escándalo, porque trae una puerta abierta al perdón y a la misericordia.

           Cuando los discípulos de Juan se marchan, Jesús habla a la gente sobre el Bautista con admiración y cariño: es una persona de obrar recto y vida austera; es el último mensajero que prepara el camino ante Dios y cercano al tiempo del cumplimiento. Con Jesús ha llegado ese tiempo definitivo y, por eso, quien haya entrado en el Reino a través de su seguimiento es aún más grande que Juan el Bautista.


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