La escena de las bodas de Caná sugiere, en un primer nivel, que Jesús solucionó, a petición de su madre, un problema que había surgido en la celebración de una boda. Pero, en un nivel más profundo, encontramos una gran riqueza de elementos simbólicos.
Para empezar, el evangelista Juan sitúa el primer "signo" o el séptimo día de la aparición de Jesús en su evangelio. Así, a semejanza de la primera semana del cosmos, en la que Dios creó el mundo, Jesús inaugura con su actividad un tiempo nuevo, una nueva creación. Y este tiempo se inicia con unas bodas, imagen que en la tradición judía se relaciona con el Reino definitivo.
En la escena, la madre de Jesús personifica al Israel que se desposa con Dios. Es ella la que percibe el problema y reconoce la situación desgraciada del pueblo de Israel al que representa y del que forma parte. La antigua alianza, simbolizada en las tinajas de agua, ha llegado a un callejón sin salida. Ya no sirve para canalizar las relaciones entre Dios y la humanidad. Se parece a una boda sin vino, sin alegría. Por eso quiere impulsar a su hijo a actuar, a aportar el vino de la Nueva Alianza. Sin embargo, Jesús parece no querer actuar porque no ha llegado "su hora". Más que una falta de respeto a su madre, indica su obediencia a la voluntad de Dios y apunta al momento (la hora) de la cruz, en el que se desvelará el sentido de este signo. Así la conversión del agua en vino en Caná apunta a los últimos tiempos, los de las bodas de Dios con su pueblo, los de la salvación definitiva, porque Jesús, que desencadena todo ésto, es el Mesías. Ésto debe conducir a que sus discípulos crean. Sólo la fe será capaz, también en nuestro caso, de reconocer hoy la gloria del Hijo.
«Comparto lo que tengo» es el lema de la Jornada de Infancia Misionera de este año, que se celebra durante este segundo Domingo del Tiempo Ordinario. Como todos los años, esta Jornada está principalmente enfocada a los niños.
Con su generosidad, estos pueden ayudar a los misioneros y mejorar las condiciones de vida de otros niños del mundo gracias a sus aportaciones. La Jornada también anima a los adultos a colaborar mediante su oración y donativos con los misioneros en sus labores de enorme necesidad.