Celebramos la Resurrección de Jesús. Ya anoche, en la Vigilia Pascual, el signo de la luz nos hablaba de esta realidad: de la misma manera que el fuego rompe las tinieblas de la noche, Cristo rompe las tinieblas de la muerte. Ahora, en la mañana de Pascua, tres personajes nos llevan desde la noticia del sepulcro vacío a la fe en la Resurrección de Jesús.
María Magdalena acude al sepulcro al amanecer, ve la losa quitada y corre a comunicar a Pedro y al discípulo amado que han trasladado el cadáver de Jesús, que no está en el sepulcro. Constata el hecho pero no llega a creer.
Los dos discípulos, avisados, llegan al sepulcro. Pedro entra primero, manifestando así su autoridad, comprueba el estado vacío del sepulcro y la presencia de las vendas y el sudario, pero tampoco llega a creer. Este apóstol, aunque mira, no sabe ver, no llega a comprender los signos.
El discípulo amado, en cambio, que entra detrás de Pedro, ante la visión del sepulcro, de las vendas y del sudario, "vio y creyó". El amor y la intimidad que le unieron a Jesús le han abierto los ojos. Hasta entonces no había entendido la Escritura pero, a partir de ahora, va a ser testigo de aquello que ha visto y oído.
De este modo, otros muchos, también nosotros, vinculados por la fe y el amor a Jesucristo, podremos creer "aun sin haber visto".
Feliz Pascua de Resurrección.